Nací en la fábrica de Industrias Saludes, en Valencia. Desde pequeña, supe que sería diferente. No quería ser solo una señal de STOP que sirviese para controlar el tráfico, sino que deseaba ir más allá. Así que, durante la pandemia, decidí que quería agradecer de algún modo a todos los profesionales sanitarios que nos ayudaron con su incansable lucha contra el COVID-19. Tenía un objetivo claro y estaba determinada a cumplirlo, pero me encontraba con un dilema: ¿cómo podía lograrlo? Al fin y al cabo, solo era una señal.

Entonces, me uní a a todas mis compañeras, señales fabricadas y distribuidas por España, para proponerles llevar alguna iniciativa solidaria. Pero sabíamos que solas no podíamos hacerlo…

Así que me puse manos a la obra y comencé a buscar una agencia de comunicación en Valencia que pudiera ayudarme.

Siendo una señal de tráfico, valoro mucho la cercanía. Fue así como encontré al equipo de ALETREO, los verdaderos narradores de mi historia. Me ayudaron a dar forma y transmitir mi mensaje, al que ellos llamaron «brandstory«.

La iniciativa se basaba en incluir un distintivo en el reverso de todas las señales que indicase ‘Señal Solidaria‘, así como donar un euro por cada señal instalada a un colectivo del sector sanitario.

Además, necesitabamos que el mundo conociera la iniciativa y se uniese a ella, y así poder obtener el mayor número de donaciones. Pero ¿cómo lo haríamos?